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San Blas Dubrovnik

Ya sea que uno se acerque al casco antiguo desde el mar, por tierra o incluso desde el aire, inevitablemente se topará con las estatuas de San Blas (Sveti Vlaho), protector de Dubrovnik, y comprenderá cuán profundamente se encuentra arraigado su culto y lo que significó y significa para los actuales habitantes de Dubrovnik.

 

San Blas, nacido a mediados del siglo III d.C. en la antigua ciudad de Sebastia (actualmente Sivas, centrada en la Península de Anatolia), fue médico y curandero. Después fue elegido obispo, pero tuvo que retirarse a las montañas a causa de la persecución romana a los cristianos. Según la leyenda, en medio de la naturaleza fue acogido por animales salvajes con quienes podía hablar. Finalmente, los romanos lo capturaron y torturaron. San Blas, quien no quería renunciar a la cristiandad, fue decapitado.

 

¿Pero qué es lo que esta historia tiene que ver con Dubrovnik, que en el momento de la muerte de San Blas apenas existía?

 

Según la leyenda, en el año 971 d.C. los venecianos querían ocupar Dubrovnik mediante el fraude. Convinieron en ceder sus buques bajo pretextos comerciales. Al momento de la llegada de la flota véneta, el sacerdote Stojko oraba en la iglesia de San Esteban cuando el santo Blas se le presentó en frente con una multitud de huestes celestiales, y le advirtió que los venecianos querían ocupar la ciudad. Stojko advrtió a las autoridades de la ciudad, el ataque fue repelido y agradecieron consideradamente a San Blas.

 

Desde entonces y hasta hoy San Blas es venerado como el santo patrono de Dubrovnik, tal como lo atestigua el modelo de la ciudad que lleva en su mano. En el año 972 d.C. se lleva a cabo la primera fiesta de San Blas, el 3 de febrero, con la participación de todos los habitantes de la zona de la República de Dubrovnik. Con el fin de facilitar la participación de todos, se introdujo la llamada “liberación de San Blas”, un período en el que todos los delincuentes, convictos y exiliados contaban con dos días antes y después de las celebraciones para entrar libremente en la ciudad, sin tener que rendir cuentas a nadie (esta “liberación” luego se extendió a siete días antes y después de la fiesta ).

 

La fiesta de San Blas hoy atrae la atención de ciudadanos y los turistas. Desde las regiones distantes de Dubrovnik, en el día de la fiesta, los creyentes asisten vestidos con trajes tradicionales. Llevan las banderas de su iglesia y se reúnen frente a la iglesia de San Blas, donde lo saludan al bajar la bandera sin que toque el suelo.

 

La celebración de la Santa Misa es seguida por una procesión a través del pueblo portando reliquias sagradas, la corona bizantina o una reliquia de la cabeza de San Blas (adornada con piedras preciosas, trabajo de los orfebres de Dubrovnik) que los creyentes adoran, relicarios de manos y piernas, y el sudario de Jesús (en él, Jesús, según la leyenda, fue envuelto durante la presentación en el templo).

 

Los trombunjeri disparan sus armas (trombuni) antes de entrar al casco antiguo, en el lugar donde en la antigua República de Dubrovnik se practicaba tiro. Esta era la manera que los antiguos habitantes tenían de asustar a los enemigos.

 

San Blas era tan importante para los habitantes de Dubrovnik que llegó a figurar en la bandera del estado, y en algunas colonias, como las de Goa en India, se levantaron iglesias en su honor.

 

Dado que esta tradición se mantiene hace más de un milenio, la UNESCO declaró la Fiesta de San Blas como patrimonio inmaterial de la humanidad.

 



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