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Historia de Dubrovnik

Dubrovnik historia

 

La aparición de Dubrovnik

 

Durante muchos años se creyó que Dubrovnik (en latín e italiano Ragusa) fue fundada por refugiados de la ciudad romana de Epidauro (hoy Cavtat), destruída por los ataques eslavos. Sin embargo, es difícil creer que los habitantes de Epidauro llegaran a los islotes de Dubrovnik sin hallarse con alguna clase de asentamiento.

 

Lo más probable es que Dubrovnik se haya ido formando íntegramente a lo largo de los siglos. Las últimas investigaciones sostienen la tesis del desarrollo gradual y a largo plazo, tal es así que recientemente fueron encontradas joyas de bronce en las tumbas de la Edad de Hierro en la isla de Lokrum (siglos VI-V a.C.), monedas ilirias y griegas del siglo III a.C. y un fragmento de lápida en memoria de los miembros del ejército romano asentado en Dalmacia entre los siglos I y III d.C.

 

Esto llevó a la conclusión de que Ragusa era ya un lugar de relevancia previo a la destrucción de Epidauro. En vista de que Dubrovnik estaba excelentemente posicionada geográficamente abarcando gran cantidad de bahías (el antiguo puerto de la ciudad, el puerto de Gruž, así como las bahías de las islas circundantes), seguramente los antiguos marineros como ser los griegos - con sus colonias a lo largo de la costa del Adriático – no se salteaban las costas de Ragusa en sus viajes.

 

Dubrovnik bajo la protección bizantina (800 - 1205)

 

En la segunda mitad del siglo XX fueron descubiertas las ruinas de la catedral bizantina, ubicada debajo de la actual. Se cree que fue construida en el siglo XI, pero la existencia de catedrales similares construidas hasta el siglo XI durante el Imperio Bizantino impide confirmar estas suposiciones.

 

Sea como fuere, Dubrovnik fue durante varios siglos parte del protectorado bizantino, sobre el cual escribió Constantino VII, Porfirogénito, en su obra Sobre la administración del Imperio (De administrando Imperio). En esos tiempos, las costas mediterráneas eran asediadas por los sarracenos y, según una falsa leyenda, Dubrovnik junto con el Imperio Bizantino ayudó a la liberación del franco Roldán (también llamado Rolando y Orlando), supuesto hijo de Carlomagno, y en cuyo honor posteriormente se erigió la Columna de Orlando.

 

Dubrovnik recibió ayuda de Bizancio entonces, aunque las enormes distancias no garantizaban a los habitantes la protección constante. De hecho, Dubrovnik estuvo siempre rodeada de peligrosos enemigos, lo que promovió el desarrollo de sus propios sistemas de defensa. De esta forma Dubrovnik comenzó a relacionarse diplomáticamente, pudiendo negociar con sus vecinos e incluso llegar a rendirles homenaje. Hacia fines del siglo X se estableció el obispado de Dubrovnik.

 

A inicios del siglo XI, Venecia, fortalecida, ayudó a Bizancio a proteger sus posesiones al sur de Italia, a la vez que anexó otras ciudades dálmatas bajo la protección bizantina. Se ignora si el emperador de Bizancio favoreció el avance de Venecia (probablemente no tenía información al respecto, dado el contexto de la época), pero la realidad es que poco a poco Venecia fue tomando control de las ciudades dálmatas.

 

Lo mismo intentó hacer con Dubrovnik, que se mostró reticente a ceder, dando inicio así a un siglo de luchas entre ésta y Venecia.

 

Dubrovnik bajo dominio veneciano (1205 – 1358)

 

A comienzos del siglo XII, Dubrovnik se encontraba fortalecida y se había convertido en una importante comuna comercial. Sin embargo, las cosas cambiaron cuando Venecia contrató a los cruzados para atacar Constantinopla, debilitando así el poder y la protección bizantina.

 

Paralelamente, la crisis de gobierno en Dubrovnik permitió que finalmente tuviera lugar la ocupación véneta. Sin embargo, las rebeliones constantes del pueblo permitieron a sus habitantes obtener ciertas ventajas en la administración de la ciudad.

 

Resultó notable la expansión territorial que llevó a cabo Dubrovnik durante el dominio veneciano, junto con la aprobación del Estatuto de 1272. Para inicios del siglo XIV, la guerra contra Hungría debilitó a Venecia, mientras que Dubrovnik pujaba cada vez más fuerte por su independencia.

 

Independencia parcial bajo el dominio húngaro (1358 – 1433)

 

Venecia salió perdedora frente a Hungría, quien luego tomó control de todas las ciudades dálmatas hasta Dubrovnik. Sin embargo, la aceptación de las autoridades húngaras no supuso un obstáculo para solicitar garantías de máxima autonomía.

 

Los habilidosos diplomáticos de Dubrovnik procuraron, ya anexados al Reino de Hungría, la posibilidad de elegir su propio príncipe y conservar ciertos beneficios, ante lo cual el rey Ludovico I no pareció preocuparse demasiado. Dubrovnik continuó trabajando a favor de su autonomía, siempre pagando tributo a Hungría, al tiempo que pretendía administrar las islas de Korčula, Hvar y Brač, consiguiéndolo rápidamente.

 

Durante los tiempos de gobierno húngaro, la comuna de Dubrovnik pasó a llamarse República de Dubrovnik.

 

El período más fuerte de la República (1433 – 1667)

 

Los turcos penetraban cada vez más en Europa, amenazando la independencia de Dubrovnik y sus relaciones comerciales con Oriente.

 

Dubrovnik se mantuvo independiente pagando tributo a los turcos, el cual se amortizaba a través del comercio con las ciudades turcas. Resulta casi increíble la habilidad con la que se manejó la República frente a las potencias orientales y occidentales, obteniendo beneficios de uno y otro grupo. Ofició de espía, casi a la perfección, vendiendo información a los españoles sobre Turquía y al mismo tiempo a ésta sobre la situación en Occidente.

 

Muchos historiadores hoy en día no consiguen ponerse de acuerdo en cómo logró Dubrovnik sobrevivir al caos de intereses de estas potencias. No sólo sobrevivió, sino que además creció en proporciones enormes. La República llegó a contar con la armada más poderosa del mundo, de alrededor de 200 barcos, comerciando por doquier. Durante la Guerra anglo-española de 1585 - 1604, un gran barco de guerra de Dubrovnik dirigió la llamada “Armada Invencible” de Felipe II, derrotada finalmente por los ingleses.

 

Por supuesto que no todo fluyó de manera suave durante esta época dorada, pero gracias a los recursos diplomáticos y la idea de que la República de Dubrovnik debía estar por encima de todo, ésta se convirtió en una potencia mediterránea a pesar de contar con un pequeño ejército.

 

El ocaso de la República (1667 – 1792)

 

Los problemas comenzaron en 1667 cuando un terremoto catastrófico en Dubrovnik mató a la mitad de la población. Durante ocho días el suelo de la ciudad fue sacudido y el incendio provocado a raíz de la catástrofe natural, ardió durante veinte días destruyendo todo a su paso. Muchos edificios desaparecieron así como obras de arte.

 

Un año antes, cerca de mil habitantes fallecieron a causa de la peste, alcanzando el nivel de población más bajo de los últimos siglos. Los turcos, y en especial Venecia, vieron que el momento de ocupar Dubrovnik había llegado.

 

La nobleza de alguna manera logró recomponerse y un papel importante para la continuidad de la independencia de la República de Dubrovnik lo jugó el diplomático Stjepan Gradić, quien en ese entonces vivía en Roma. Emprendió un centenar de acciones diplomáticas y describió detalladamente la manera en la cual Dubrovnik debía ser renovada, con un enfoque especial en la economía.

 

En el siglo XVIII se debilitó el poderío turco y véneto, fortaleciéndose el francés, británico y ruso. En ese momento, la enemistad tradicional veneciana fue sustituida por la francesa, que actuaba como una fuerza más bien agresiva y sin preparación para las negociaciones y compromisos, frente a lo que la diplomacia de Dubrovnik nunca logró adaptarse.

 

Es interesante ver que muchos habitantes de Dubrovnik hasta hoy en día creen que la caída de la República se debió principalmente al traslado de la actividad comercial desde el Mediterráneo hacia el Atlántico, a raíz del descubrimiento de América. La realidad es que los ciudadanos de entonces no estaban preocupados. En la segunda mitad del siglo XVIII, la marina de Dubrovnik recobró su poder y comenzó a navegar el océano Atlántico, mientras el número de barcos con la bandera de San Blas aumentaba.

 

La caída de la República (1808)

 

A comienzos del siglo XIX, Napoleón era la persona más poderosa de Europa y había expandido su imperio hasta Rusia. Las tropas francesas, en su camino hacia Dubrovnik, abolieron la República de Venecia (1797). Como si eso no fuera suficiente, desde el este avanzaban los rusos junto a sus aliados montenegrinos.

 

La zona de Dubrovnik en ese momento todavía estaba bajo dominio turco oficialmente. Se continuaba pagando tributo a cambio de su protección. Esto hizo asumir a la República de Dubrovnik que iba a continuar manteniendo su poderío en la región, independientemente de la caída de Venecia.

 

Los rusos interpretaron correctamente que el avance francés podría transformarse en un posible ataque desde el sur, al tiempo que ya combatían entre sí en el norte de Europa. Es por esto que enviaron sus tropas para bloquear a los franceses, avanzando junto a los montenegrinos hasta Dubrovnik, donde ambas facciones se encontraron.

 

Los diplomáticos entonces, al no saber cómo reaccionar, comenzaron a negociar con ambos bandos. Al ver esto, Napoleón ordenó ocupar inmediatamente Dubrovnik por haber entablado relaciones con el enemigo. Conducidos por el general Lauriston, entraron a la ciudad. Las fuerzas rusas entonces decidieron atacar, llegando junto con tropas montenegrinas a las murallas, asesinando, violando y saqueando casas. Apenas les alcanzó a los franceses para defenderse ante los cañonazos rusos contra las murallas. Todo indicaba que a una semana de la ocupación francesa, Dubrovnik estaba lista para la entrada de las tropas rusas.

 

Napoleón envió ayuda a sus tropas de la mano de los generales Molitor y Marmont, quienes lograron rechazar el ataque ruso provocando la retirada y el fin temporario del asedio. Los rusos enviaron refuerzos, pero volvieron a ser repelidos gracias a la fortaleza francesa construida en la cima del monte Srđ. Los franceses eran vistos por los habitantes de Dubrovnik como libertadores ante el peligro de la masacre en manos de los montenegrinos.

 

Pronto los franceses lograron expulsar a los rusos y los locales creyeron que esto significaba la prolongación de su República. Sin embargo, los franceses exigieron izar la bandera francesa sobre la Columna de Roldán y terminaron por abolir los poderes del Senado y el Príncipe.

 

Paradójicamente, la República fue abolida precisamente cuando había recuperado su antiguo poderío. Tal fue el destino.

 

Desde la caída de la República hasta hoy (1815 - actualidad)

 

Los franceses gobernaron en Dubrovnik solamente durante siete años, hasta la caída del imperio, y fue luego anexada a Austria, esperando volver a ser independiente. El Congreso de Viena celebrado en 1815 frustró de una vez por todas los intentos de restablecer la República de Dubrovnik.

 

Austria devastó una gran cantidad de monumentos históricos de Dubrovnik, entre los cuales se encontraba el foso que rodeaba las murallas de la ciudad que impidió el ingreso de las tropas rusas y sus aliados. En su lugar se construyó un camino por la cual hoy en día circula el tránsito. Planearon construir un túnel debajo de la fortaleza de Minčeta que atravesara las montañas, pero el entonces obispo de la ciudad se negó, suponiendo que se convertiría en un lugar inmoral. Debajo de la entrada por la puerta de Pila fue construido el parque que se ve hoy en día, hecho de materiales provenientes de la construcción de calles. Los periódicos de entonces escribían con brutalidad contra los procedimientos austríacos.

 

También construyeron Porporela, accediendo desde el puerto de la ciudad, y una nueva entrada a través de las murallas, Buža. Entre las fortalezas de Revelin y Minčeta, donde hoy en día se encuentra un estacionamiento, los austríacos rellenaron la fosa con el fin de construir parques de tenis para sus funcionarios.

 

Dubrovnik no sufrió ataques durante la Primera y Segunda Guerra Mundial, aunque se encontró en problemas en 1991 cuando fue atacada por serbios y montenegrinos. El bombardeo a la ciudad vieja fue peor que los cañonazos rusos y montenegrinos contra las tropas napoleónicas y significó el mayor ataque sufrido por Dubrovnik en toda su historia.

 



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